Sentar bases.
Sentar bases es muy importante.
Muchos filósofos han debatido sobre la clasificación de este tema, si es un punto estratégico o tan simplemente una oportunidad táctica.
Hasta los más sofistas han acordado que es un elemento prioritario y primordial; por ejemplo es un paso previo antes de sentar cabeza, caso contrario uno queda con el cúbito hacia arriba, con una azimut provocadora, generando una posición que se niega a sí misma. (Ver definición de paradojas, oxímoron y lenguaje corporal pág. 243 bis y 345 tris.)
Para poder sentar una base correctamente, es necesaria la flexibilidad de la misma. Bases demasiados rígidas tienen la imposibilidad de acomodarse en esa posición, salvo que ya vengan sentadas de fabrica, pero en ese caso, sirven solo a titulo decorativo, ya que no se pueden sentar (dado que ya están sentadas) es decir son estáticas y no responden a la dinámica del verbo, con toda la posibilidad contenida de una amenaza que puede ser concretada o no; llamada comúnmente en la terminología kantiana como la tensión del objeto, o según Sartre la libertad del no-ser-en-sí como potencia del ser.
Además de las cualidades prioritarias y flexibles descritas anteriormente, están en forma no menos importante las cualidades aplicativas y fundamentales, que si bien no demostraremos en este abstracto, no dejaremos de mencionar que tienen que ver con la cosa que se sienta. Es decir la base propiamente dicha. Pues sentar se pueden sentar muchas cosas, y en este caso no es el de sentarse como contraposición a la actitud de pararse o que vulgarmente llamamos erección, sino mas bien es la posición final con respecto al resto del asunto. La base debe estar en una posición más elemental que el resto. El sentar tiene que ver con una actitud de reposo. Y es aquí donde aparece su relación con lo fundamental, porque están fundadas en lo básico; generando un pleonasmo recurrente y redundante que ni el mismo Zenón podría haber concebido como consecuencia de la negación de los diminutos infinitesimales.
Redondeando con la frase comensal,
La importancia de bases bien sentadas nos permiten abrigar esperanzas a la hora de ajustar detalles, pudiendo así tejer conjeturas para dejar plantado a cualquier patototero que intente presentar batalla con la sola intención de perjudicarnos.
Muchos filósofos han debatido sobre la clasificación de este tema, si es un punto estratégico o tan simplemente una oportunidad táctica.
Hasta los más sofistas han acordado que es un elemento prioritario y primordial; por ejemplo es un paso previo antes de sentar cabeza, caso contrario uno queda con el cúbito hacia arriba, con una azimut provocadora, generando una posición que se niega a sí misma. (Ver definición de paradojas, oxímoron y lenguaje corporal pág. 243 bis y 345 tris.)
Para poder sentar una base correctamente, es necesaria la flexibilidad de la misma. Bases demasiados rígidas tienen la imposibilidad de acomodarse en esa posición, salvo que ya vengan sentadas de fabrica, pero en ese caso, sirven solo a titulo decorativo, ya que no se pueden sentar (dado que ya están sentadas) es decir son estáticas y no responden a la dinámica del verbo, con toda la posibilidad contenida de una amenaza que puede ser concretada o no; llamada comúnmente en la terminología kantiana como la tensión del objeto, o según Sartre la libertad del no-ser-en-sí como potencia del ser.
Además de las cualidades prioritarias y flexibles descritas anteriormente, están en forma no menos importante las cualidades aplicativas y fundamentales, que si bien no demostraremos en este abstracto, no dejaremos de mencionar que tienen que ver con la cosa que se sienta. Es decir la base propiamente dicha. Pues sentar se pueden sentar muchas cosas, y en este caso no es el de sentarse como contraposición a la actitud de pararse o que vulgarmente llamamos erección, sino mas bien es la posición final con respecto al resto del asunto. La base debe estar en una posición más elemental que el resto. El sentar tiene que ver con una actitud de reposo. Y es aquí donde aparece su relación con lo fundamental, porque están fundadas en lo básico; generando un pleonasmo recurrente y redundante que ni el mismo Zenón podría haber concebido como consecuencia de la negación de los diminutos infinitesimales.
Redondeando con la frase comensal,
La importancia de bases bien sentadas nos permiten abrigar esperanzas a la hora de ajustar detalles, pudiendo así tejer conjeturas para dejar plantado a cualquier patototero que intente presentar batalla con la sola intención de perjudicarnos.
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